El Valle de Pineda es un Lugar de Interés Geológico (LIG) reconocido por el Instituto Geológico y Minero de España. Tiene una superficie de unas 7000 ha situadas en el norte de la provincia de Palencia, y en el límite con las de León y Cantabria. Se trata de una zona de alta montaña, que comprende dos de las cumbres más elevadas de la Cordillera Cantábrica (Peña Prieta, 2539 m; Curavacas, 2524 m) y la cabecera del río Carrión, que discurre en esta zona entre los 1700 y los 1350 m de altitud.
Su denominación "oficial" es "Complejo glaciar del Alto Carrión, Pineda y laguna glaciar del Pozo Curavacas. Nacimiento del río Carrión"
El modelado glaciar es el valor principal de este LIG, puesto que aquí se desarrolló una de las mayores lenguas glaciares de la Cordillera Cantábrica. La dinámica glaciar ha dejado algunas formas de relieve destacadas como son:
(1) Un perfil en artesa en todo el valle principal del río Carrión.
(2) Un magnífico ejemplo de difluencia glaciar en el entorno de Coto Redondo, donde la lengua principal rodeaba esta cumbre fluyendo tanto por el valle del Carrión como por el valle de la Vega de la Canal.
(3) Dos de las lagunas más notables de la Cordillera Cantábrica, la Laguna de Fuentes Carrionas y el Pozo Curavacas, además de otras de menores dimensiones como los Pozos del Ves o el Pozo Oscuro.
(4) Un conjunto de morrenas en varias zonas del valle, entre las que destacan las de retroceso por su excelente estado de conservación. Algunas de las más elevadas podrían estar relacionadas con la Pequeña Edad del Hielo, dada su altitud y localización.
(5) Grandes bloques erráticos de granodiorita a lo largo de todo el valle, algunos de especial significación paisajística por sus excepcionales dimensiones y su emplazamiento.
(6) Además, durante la dinámica postglaciar, se generaron algunos importantes deslizamientos en masa, destacando sobre todos el existente en el entorno de Riuplanes, que supera las 75 ha.
Junto a la impronta glaciar, destacan algunas formas periglaciares de notable interés, como los glaciares rocosos, las morrenas de nevero, y sobre todo, formas periglaciares de detalle funcionales o sub-actuales, entre las que se encuentran los canchales, los lóbulos de gelifluxión y las terracillas, con formas muy frescas en las zonas más elevadas. También se conservan neveros semi-permanentes en las zonas más elevadas y pedreras activas.