Ruta y altimetría
Casavegas es un pequeño caserío arremolinado al socayo de las Peñas Albas para protegerse del frío viento del norte que azota estas montañas. Subir hasta el collado Secarro es pedalear por una elevada divisoria de aguas donde la vista alcanza grandes distancias, a caballo entre la Pernía y la Liébana. La majada de Peña Jorcá es la antesala de las alturas del collado Secarro. Sin tomar el trazado de la antigua calzada romana que bajaba hacia Tañuga, seguimos ganando altura hasta una brecha en las espectaculares peñas calizas de Brañaseca. Un descenso técnico a través de majadas abandonadas y mágicos bosquecillos une este alto paraje con las tenadas de Lores. El nombre de Lores (elur-aitzs “peñas nevadas”) hace alusión a las nieves que rodean este precioso pueblo durante varios meses al año. Más adelante atravesamos uno de los largos cordales que bajan de la cumbre de Peña Carazo, llegando a Lebanza (la antigua Nebantia, navaanka, “campera pequeña entre montañas”) por el oscuro valle del Umbrío. Poco después pasamos por la Abadía de Lebanza, situada en la confluencia de tres valles. El acogedor chozo de Linares nos da el último empujón para subir a la Horcada, alto paso por el que nos asomamos a Pineda y las montañas de Fuentes Carrionas, desde donde se inicia un largo descenso hasta Resoba ( río de Isoba, aitz-opa, “río de la cola de la peña”). Tras llegar al embalse de Ventanilla (pantano de Ruesga), un divertido sendero nos deja a orillas del Pisuerga muy cerca de Cervera de Pisuerga, para poner el broche de oro a esta bonita y completa ruta que, a buen seguro, será recordada con agrado.
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